Cuando nos hablan de Tai Chi
Chuan lo primero que nos viene a la mente es la ejecución de formas lentas y suaves,
en solitario o en grupo y de cierta forma es cierto. El Tai Chi ofrece diferentes
tipos de ejercicios con compañero, el más conocido es el Tui Shou (empuje de
manos). El empuje de manos permite
trabajar una gran variedad de movimientos de la forma de Tai Chi, como por
ejemplo las fuerzas básicas: empujar, tirar, presionar, parar, etc. También
en el Ta Lü (o Ta Lu) y el San Shou se pueden
practicar esos principios, siguiendo siempre unas reglas que sirven para
aprender a diferenciar los diferentes tipos de energías básicas del Tai Chi.
Pero en Tai Chi también existe el combate libre el cual es uno de los
aspectos menos conocidos y más controvertidos de este arte. Obviamente en
muchos aficionados produce un claro rechazo, y algunas escuelas niegan
tajantemente que con unos guantes de boxeo se pueda "hacer Tai Chi". Así por ejemplo, se empieza empujando al
compañero suave y lentamente al tiempo que él trata de esquivar el empuje con
un pequeño movimiento que surge del centro del cuerpo, hacia un lado, arriba o
abajo, dependiendo de la dirección del empuje. Este simple ejercicio se va
complicando después con más combinaciones, lo cual exige cada vez más del
estudiante de Tai Chi.
Las técnicas de puño que incluye
la forma de Tai Chi no se practican en el empuje de manos ni en el Ta Lü,
pero sí en la forma de San Shou para dos personas, aunque al tratarse
de una forma preestablecida sólo se trabajan de forma simulada. Sin embargo en el San Shou libre,
también llamado boxeo de Tai Chi, se busca ejercitar, entre otras muchas cosas,
el puñetazo en sus diferentes movimientos y posibilidades.
Sin duda uno de los aspectos más interesantes e importantes de los
ejercicios con compañero es la posibilidad de practicar y "sentir" el
yin y el yang, es decir, la relación entre dos personas, el juego con la
energía. En la forma o secuencia de Tai Chi se aprende este trabajo en solitario,
mientras que en los ejercicios con pareja tratamos de intercambiar lo aprendido
en la forma y de aplicarlo interactuando con otra persona.
El nombre de SanShou en su modalidad libre (boxeo) (Boxeo Tai Chi) proviene
de la manera en que se emplean las técnicas o movimientos del Tai Chi Chuan.
Después de aprender la forma, normalmente se aprenden los ejercicios con
compañero, el empuje de manos, el Ta Lü y el boxeo (San Shou). En
cada uno de estos tres tipos de trabajo hay formas o ejercicios fijos y también
práctica libre, para lo que cada escuela de Tai Chi ha desarrollado sus propios
métodos. Quizás el nombre de boxeo sea a
veces mal entendido porque instintivamente lo relacionamos con el boxeo
occidental. Todos tenemos al fin y al cabo dos piernas y dos brazos, y por
ello es inevitable que exista cierta similitud entre el boxeo de Tai Chi y el
boxeo occidental. Sin embargo, la diferencia más importante está en el aspecto
mental y moral, es decir, el espíritu con el que se practica. El Tai Chi posee
un principio universal que se puede aplicar a todas las artes marciales, pero
también a tareas cotidianas como servir un té o un café, abrir o cerrar una
puerta, levantar una caja o empujar un armario.
La peculiaridad del Tai Chi
frente a diferentes técnicas de relajación es que profundiza en la relajación
en movimiento. Por ejemplo, ¿necesito tensar todos los músculos del brazo para
levantar la mano, o puedo mantener algunos relajados y así ahorrar energía?
Como es natural, cuando estamos
tumbados nos resulta más fácil relajarnos que cuando estamos de pie realizando
un trabajo físico. Cuanto más rápido sea ese trabajo o actividad o cuanto más
esfuerzo físico requiera, más difícil nos resultará utilizar de manera óptima
la mecánica del cuerpo y ahorrar energía en nuestros movimientos. En la vida cotidiana solemos movernos más
rápido que al ejecutar una secuencia de Tai Chi, pero la práctica a cámara
lenta nos permite aprender a ser conscientes de lo que estamos haciendo, y esa
es precisamente una de las metas del arte del Tai Chi: mantener ese estado de
consciencia tanto al practicar un ejercicio como si estamos sentados haciendo algo,
esperando el autobús o comprando en una tienda.
Casi siempre que una persona se lastima un músculo o una articulación o
se lesiona de algún modo, es por haber realizado un movimiento demasiado
rápido o brusco. Con la práctica del boxeo del Tai Chi aprendemos a movernos
con rapidez, lo que nos da una visión mucho más concreta de cómo se ha de
actuar en situaciones que requieren aún más concentración y en las que el
tiempo de reacción es menor. También es un ejercicio de fortalecimiento de la
forma física con el que se puede activar la circulación de la sangre hasta
sudar, si se desea, algo que le faltaría a la práctica de formas de Tai Chi
para ser un ejercicio completo. Hay personas que no practican Tai Chi
precisamente porque piensan que es demasiado pasivo y lento. El boxeo
complementa esta carencia, pues partiendo de la base de la relajación nos
proporciona la posibilidad de entrenar también los reflejos y la condición
general del cuerpo.
El objetivo principal de la práctica del boxeo es conseguir
una coordinación óptima entre los pies, las piernas, las caderas, los brazos y
las manos Con el boxeo se pretende
también aclarar la función de muchos movimientos que existen en la forma para
comprender mejor lo que se está haciendo. La forma se practica a ritmo
lento, pero para entender algunos movimientos es aconsejable practicarlos con
otra dinámica más fluida y más rápida. Por el contrario el boxeo es un
ejercicio muy dinámico, pero para entender lo que uno está haciendo con
frecuencia es necesario parar y repetirlo a cámara lenta, como en la forma de
Tai Chi. De esta manera ambos trabajos se complementan.
Como en la vida misma, cuando se boxea llega un determinado punto en el
que nos sumergimos en el caos. Ya no se sabe quien ataca y quien defiende.
El Tai Chi y el boxeo de Tai Chi nos enseñan a vivir y sobrevivir en el caos de
la vida, donde nada puede programarse con toda seguridad y siempre puede haber
un imprevisto. Por eso lo mejor es estar
siempre alerta para adaptarse a los cambios y elegir de entre las posibilidades
que se nos ofrezcan la más oportuna, siendo tan pronto yin como cambiando
súbitamente a yang, sabiendo relajar en ciertas circunstancias y tensando en
otras. Para mí este es un punto muy importante en la práctica del Tai Chi
en general. El Tai Chi es conocido por el público como un ejercicio relajante,
muy suave y tenue, liviano, es decir, muy yin. Pero en realidad es mucho más
que eso, es armonizar el yin y el yang aceptándolos a ambos.
A veces algunos practicantes de Tai Chi tienden a querer ser más yin,
discriminando el yang. Esto se puede entender ya que vivimos en una
sociedad que tiene un exceso de yang, pero no por eso vamos a caer en el
extremo contrario y ser siempre artificialmente suaves. Por ejemplo, un músculo
necesita tanto tensar como relajar para alimentar sus tejidos. Si siempre
estuviera tenso, acabaría por agotar sus reservas y quedar tenso de forma
crónica, lo que produce dolor. Si por el contrario siempre estuviera relajado,
se debilitaría y llegaría un momento que las articulaciones más próximas se
lastimarían a la menor ocasión porque deberían cargar con todo el peso. Tanto yin como yang tienen su razón de
existir.
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