miércoles, 20 de junio de 2018

Aikido y espiritualidad.





"Cuando alguien me pregunta si los principios de mi Aiki budo están extraídos de la religión, les contesto que no. Los principios de mi verdadero budo iluminan a las religiones y las ayuda a perfeccionarse..." - Morihei Ueshiba 


  
Un elemento clave para el estudio de los principios que conforman el Aikido como un arte marcial es el trasfondo religioso que le dio su fundador, Morihei Ueshiba, y que muchos de sus alumnos permanecieron o permanecen totalmente incapaces de transmitir en gran parte e incluso en su totalidad. Esto me ha llevado a pensar: ¿Por qué el trabajo de este importante maestro tuvo una noción espiritual, cuya filosofía buscaba convertir a un hombre de guerra en un hombre de paz y no únicamente tuvo una noción técnica ?

Leyendo diferentes textos me he encontrado con la historia de Morihei Ueshiba practicando o como algunos dicen: “tomando algunas técnicas” de un excepcional artista marcial como lo fue: Sokaku Takeda, pero también está la historia que cuenta que no conforme con desarrollar su parte física decidió desarrollar su parte interna y fue gracias a Onisaburo Deguchi, un hombre de religión que no era parte del mundo del Bujutsu / Budo que lo consigue. Si leemos mucho más acerca de la historia de O´Sensei podremos deducir que Aikido no solo encontró su esencia en la secta Ōmoto-kyo, el sintoísmo, budismo, sino también en varios textos antiguos como la historia de los Heike, el "Rikuto" Chino, "Liu Tao" y muchas otras fuentes. Esto hace interesante el proceso de aprendizaje porque nos confirma que efectivamente el Aikido no solo se compone del desarrollo de una parte física sino también de una parte espiritual (nos guste o no) que a su vez es muy difícil de transmitir tal cual como lo haría directamente el propio fundador, convirtiendo una enseñanza de magnitud invaluable, una espiritualidad "verdadera" en técnica y principios, en algo hasta indescifrable, incluso para los instructores más experimentados.



Son pocas las personas que practican o practicaron el Aikido como un camino espiritual, realmente no es tan sencillo integrar el nutrir el cuerpo físico en conjunto con el espiritual. Y siendo este último aspecto el que conforma la esencia del arte; ya que en conjunto, ambas engranan perfectamente pues una sin la otra convertiría al Aikido en un simple deporte o en una religión.  
Si volvemos la mirada hacia algunos alumnos directos de O´Sensei, como por ejemplo: Koichi Tohei y Gozo Shioda, concluiremos que ellos de alguna manera rechazaron esta guía y se concentraron más en el aspecto de coordinación del cuerpo y la mente. Transmitiendo estas enseñanzas a sus alumnos y ocasionando un desvanecimiento de todo ese enfoque místico a su vez reforzado con la práctica de los sucesivos Doshu, otros discípulos directos del fundador y los estudiantes de cada uno de ellos, tal cual como una reacción en cadena. 

En fin, de manera involuntaria o voluntaria, por acción u omisión esta parte “mística” ha sido transfigurada muchas veces por la falta de conocimiento y otros aspectos claves que nunca se dieron a conocer, permaneciendo ocultos o inaccesibles, sobre todo en los textos y Doka, que son poemas cortos y que fueron utilizados por el mismo fundador para transmitir la esencia de una educación marcial. Dicho esto queda preguntarnos hacia dónde va mutando la esencia de este arte, si realmente sigue conteniendo un misticismo capaz de transformar y controlar nuestro instinto agresivo, como diría el maestro Mitsugi Saotome y si queremos mantener de alguna manera lo poco que se conoce o se ha podido deducir de nuestra parte para avanzar más profundamente o no en todo el estudio y reconocimiento interno que nos lleve de vuelta a esa esencia fundamental de la que tanto hablaba Morihei Ueshiba, O´Sensei, para retransmitirlo a otras generaciones. 
     
 (Respeto a los derechos del autor para su reproducción)