El Arte
de la Paz funciona en todas partes en la tierra, desde la vastedad del espacio
hasta la más pequeña planta o el más pequeño animal. La fuerza de la vida lo
penetra todo y su fortaleza es limitada. El Arte de la Paz nos permite percibir
y recurrir a esa enorme reserva de energía universal
Ocho fuerzas
sostienen la creación:
Movimiento y
quietud,
Solidificación
y fluidez,
Extensión y
contracción,
Unificación
y división.
La vida es crecimiento. Si detenemos el crecimiento, técnica y espiritualmente, somos tan útiles como cadáveres. Arte de la Paz es la celebración del enlace del cielo, la tierra y la humanidad. Es todo lo verdadero, lo bueno y bello. Una y otra vez será necesario que te retires entre montañas profundas y valles ocultos para restablecer tu lazo con la fuente de vida. Inspira y déjate elevar a los confines del universo; espira y deja al cosmos regresar dentro de ti. Luego aspira toda la fecundidad y vitalidad de la tierra. Por último, combina el aliento del cielo y el aliento de la tierra con el tuyo propio, transformándote en el Aliento mismo de la Vida.
Todos los principios del cielo y de la tierra están vivos
dentro de ti. La vida misma es la verdad y esto nunca cambiará. Todo, en el
cielo y en la tierra, respira. La respiración es el hilo que ata a la creación
y la mantiene unida. Cuando la miríada de variaciones de la respiración
universal pueden ser percibidas, nacen las técnicas individuales del Arte de la
Paz.
Considera el flujo y reflujo de la marea. Cuando las olas vienen a golpear la orilla, se alzan y caen provocando un sonido. Tu respiración debería seguir el mismo patrón, absorbiendo el universo entero en tu vientre con cada inhalación. Debes saber que todos tenemos acceso a cuatro tesoros: La energía del sol y la luna, la respiración del cielo, la respiración de la tierra y el flujo y reflujo de la marea.
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