El yin y el yang fueron concebidos en la filosofía china como una forma de explicar el Universo. Buscaron vínculos entre el cielo (yang) y la tierra (yin) e investigaron como se influían mutuamente. Entre las relaciones más importantes estaban las del cielo y el hombre y toda la complejísima red de interacciones estructuradas entre estas tres entidades.
Todas las cosas existen e interactúan en el universo. Nada puede existir de manera independiente, de modo que, si algo ocurre en el macrocosmos afectará al hombre y viceversa, más allá de que podamos o no percibirlo con nuestros sentidos. Es de esta interacción entre el cielo, la tierra y el hombre que el Qi de este último surge.
Según el Nei Jin, las energías del cielo, del hombre y de la tierra interactúan para formar el verdadero Qi. Es en el hara o espacio interrenal donde las energías se transforman para convertirse en el Qi fuente.
"el verdadero Qi es el Qi prenatal proveniente de nuestros padres; el Qi de la respiración proviene del cielo y el Qi del alimento y del agua provienen de la tierra, mezclándose todos ellos..." Nei Jin
La idea de que las energías descienden hacia el hara o espacio interrenal es típica de los textos clásicos. El hara era visto como el punto de reunión donde estas tres energías se "alquimizaban" para transformarse en el Qi verdadero.
Se deduce de esto que el Qi o energía vital deberá su calidad al tipo de alimentación, a la respiración y a la herencia genética de cada individuo. Si bien para los chinos la herencia genética o "energía ancestral" era inmodificable, se ocuparon extensamente de las otras dos fuentes de energía a través de la dietoterapia y de las técnicas de respiración.
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