Pensar que el Aikido es un Arte Marcial exclusivo para hombres seria desacertado, al igual que pensar que lo sublime de sus movimientos es exclusivo para la mujer. Si ahondamos en la etimología de la palabra “Artes Marciales”, podemos encontrar que su origen proviene del latín ars martialis, empleado para referirse a las llamadas Artes de Marte, sistemas de prácticas y tradiciones codificadas para entrenamiento en el combate cuerpo a cuerpo o con armas. Al leer esto automáticamente nos viene a la mente el paradigma de que es un territorio solo de hombres.
Afortunadamente, en la actualidad las cosas han cambiado y vemos a hombres y mujeres desempeñando diariamente de manera excelente diferentes roles sin que su género sea determinante para ello. Sin importar que haya sido un Arte Marcial fundado y desarrollado por un hombre, este es el caso del Aikido, arte en el que cada vez vemos sumarse a más mujeres que logran altos grados y algunas incluso desempeñan cargos administrativos.
Sobre el tatami no hay distinción de tamaño, género o contextura. Las mujeres dejamos la actitud de victima pasiva resignadas a sufrir cualquier agresión o ataque, desarrollando con la práctica la determinación y la capacidad de anticipar cualquier amenaza de violencia, mejorando a su vez nuestra forma de manejar una situación problemática, evitando todas las fuentes de conflicto innecesario e improductivo.
En este arte marcial, miramos más allá de la idea de conflicto a través de la flexibilidad de la mente, el cuerpo y la capacidad de evaluar rápidamente las situaciones. Por lo tanto, el Aikido no requiere fuerza física especial, por lo cual podemos avanzar en esta disciplina y obtener la misma eficacia que los hombres pero con nuestra sutileza natural. A menudo, las mujeres Aikidokas tenemos que entrenar con hombres más altos o más corpulentos y es ahí donde nuestra supuesta debilidad física se pone a prueba convirtiéndose en fortaleza, pues ambos estamos sometidos a evaluar la situación y analizar las posibilidades para dar la mejor respuesta a través de la eficacia y la potencia.
Si indagamos sobre las mujeres que han obtenido altos grados en Aikido encontraremos una larga lista de nombres como: Fukiko Sunadomari, Barbara Bitton, Yoko Okamoto, Penny Bernarth, Jenny Flowers, Pat Hendricks, Wee Wow Dumlao, entre otras, todas con excelente trabajo, eficacia y desempeño técnico.
En una entrevista realizada por Guillaume Erard a Yoko Okamoto Sensei, el 13 de septiembre de 2014, se tocó este tema, preguntándosele: ¿Hay técnicas de Aikido diferentes para hombres y mujeres?
A lo cual Okamoto Yoko Sensei respondió: “ En lo que yo enseño, las técnicas básicamente son las mismas. Habiendo dicho eso, hay diferencias en el sentido de que algunas personas son altas, bajas, grandes, pequeñas, hay niños, adultos, etc. Por eso creo que la forma no es algo que se deba usar para encuadrar algo en una figura específica, pero debería haber cierto grado de flexibilidad al forjar la forma.
Hay elementos de una técnica que deben ser cambiados y otros deben permanecer constantes. Si nuestro compañero realiza un cambio entonces nosotros, por consiguiente, deberíamos cambiar también. Los principios permanecen inalterables pero la forma debería ser adaptable”
Dicho esto, queda más que claro que a pesar de nuestras supuestas diferencias, en cuanto a Artes Marciales como en otras actividades de la vida las mujeres no tenemos nada que envidiarle a los hombres y viceversa.
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