domingo, 31 de mayo de 2020

Budo


Cuando comprendemos que el verdadero enemigo no está en otro lado sino en nosotros mismos, el camino de  la  “batalla” adquiere un nuevo significado. Es por lo que Budo es un arte de vida, ya que lo practicamos en todo momento y no solo en el tatami.
Budo, es un término que designa a las artes marciales japonesas que aparecieron entre mediados de los siglos XIX y XX.




Cuando Japón se unificó en el siglo XVI, los Bushi perdieron toda utilidad militar por lo cual, para canalizar su potencial destructivo, el poder japonés de la época transformó a la clase guerrera en una clase de intelectuales al servicio del país convirtienose en Samurai y cambiando sus técnicas de combate en forma y transmisión. A partir de este período, surge la idea de Bushido, código de honor de los Bushi, símbolo de la casta del Samurai, aunque este concepto sigue siendo una idea abstracta porque no hay prueba histórica que certifique que dicho código fue escrito en ese momento.
A fines del siglo XIV, llegan las armas de fuego a cambiar por completo la estrategia militar y posteriormente desde la era Edo, llegan dos siglos de paz interna, período durante el cual las técnicas bélicas se alejaron gradualmente del combate masivo y evolucionaron hacia el refinamiento, así como la búsqueda de la espiritualidad.



Durante la era Meiji, a finales del siglo XIX, se vio la desaparición del sistema feudal japonés tradicional, y en particular la casta de guerreros en todas sus formas. En ese momento, Japón es presionado por las potencias occidentales y es bloqueada marítimamente  por lo que se esfuerza por borrar las huellas de su feudalismo y la casta del Samurai se disuelve así como el derecho a usar la Katana. El estudio de los Bujutsu a menudo es despreciado y gradualmente cae en el olvido.




Es en esta era en la que algunos grandes maestros se dieron cuenta que, lejos de haberse vuelto inútiles, las técnicas de guerrero todavía tenían una educación y promoción internacional así que modifican sus respectivas técnicas y las imbuyen de un espíritu de ideal humano. El Bujutsu, por lo tanto, evolucionará lentamente en Budo y su objetivo ya no se centrará en la técnica y su efectividad guerrera sino en el estudio de las técnicas de combate, que a su vez se convertirán en el soporte concreto de un logro personal.

miércoles, 31 de julio de 2019

Aikido y ¿bondad?



Aikidokas y Budokas en general estudiamos una disciplina que involucra el cuerpo y la mente y cuya eficiencia solo se puede lograr mediante la estrecha asociación de las dos...  


Muchos que se inician en este camino lo hacen por motivaciones “marciales”, convencidos de que la enseñanza de las artes marciales corresponde a una cierta "realidad" y, por lo tanto, debe respetar un cierto realismo. En esta visión existe una idealización, por no hablar de desinformación o incluso de mistificación de la cual todos somos víctimas.

 Esta brecha alimenta actitudes de oposición y resistencia en el entrenamiento que pueden conducir a una profunda desilusión cuando comprendemos que respetamos un código tácito en la práctica del Aikido.

Este código es un contrato entre Tori y Uke.




El ataque de Uke se define de antemano, así como la respuesta técnica de Tori, que a su vez condiciona el comportamiento de Uke que es quien se somete a la técnica. Este contrato moral permite a Uke y Tori trabajar juntos de manera segura. La forma predeterminada en que Uke debe reaccionar a la técnica de Tori es permitirle recibirla protegiendo su integridad física, lo cual se equipara muchas veces con la bondad y complacencia... llegando a la conclusión de que "El Aikido no funciona”.


Este concepto de código frustra a muchos practicantes interesados ​​en el realismo marcial, incluso a los que llevan años entrenando enfocados e ilusionados con la eficiencia, para darse cuenta finalmente de que la práctica se basa en un código que no existe fuera del tatami.

Esto no quiere decir que el Aikido no funcione, solo significa que la aplicación de la técnica va a diferir de la misma, vista desde un punto educativo y que Aikido, al igual que todas las disciplinas marciales se manejan bajo códigos…   




miércoles, 15 de agosto de 2018

AIKI




En algunas escuelas, el concepto de Aiki se describe en términos lógicos y tangibles basados ​​en la física, mientras que otras definiciones de Aiki tienden a ser vagas y abiertas, o más orientadas al espíritu. En un texto leí que la etimología de Aiki era: Ai: dos cosas que funcionan juntas y Ki: energía,  podría decirse entonces que es unir energía (unir nuestra energía y la emitida desde una fuente externa).




El concepto de Aiki se describe en términos lógicos y tangibles basados ​​en la física, mientras que otras definiciones de Aiki tienden a ser vagas y abiertas, o más orientadas al espíritu. Por lo tanto, el uso del término puede ser ambiguo.

Aikido, daito-ryû aiki-jûjutsu y otras artes, utilizan este principio como el núcleo que apoya la mayoría de sus técnicas. Las artes Aiki hacen énfasis especial en el uso de la energía Ki y las técnicas logradas bajo este concepto, son sutiles y requieren muy poca fuerza mecánica.



Aiki describe una idea de unidad, unión o armonía en el medio de la lucha. En Aikido generalmente describe la noción más elevada de unión en lugar de confrontación, armonía (awase) y su atención se centra en la unión entre el ritmo y la intención del oponente a fin de encontrar la posición y el momento óptimos para los cuales debemos aplicar la fuerza. Para armonizar un ataque, generalmente es necesario ceder a las fuerzas entrantes, los movimientos de tai sabaki pueden ser grandes o pequeños. Las sutiles transferencias de peso y la aplicación de presión sobre el atacante nos permiten desequilibrar al oponente (kuzushi) para usar su propia técnica. Existe un grado extremadamente fuerte de intención y voluntad en este aspecto de la dominación y la mente y el cuerpo están coordinados.

miércoles, 20 de junio de 2018

Aikido y espiritualidad.





"Cuando alguien me pregunta si los principios de mi Aiki budo están extraídos de la religión, les contesto que no. Los principios de mi verdadero budo iluminan a las religiones y las ayuda a perfeccionarse..." - Morihei Ueshiba 


  
Un elemento clave para el estudio de los principios que conforman el Aikido como un arte marcial es el trasfondo religioso que le dio su fundador, Morihei Ueshiba, y que muchos de sus alumnos permanecieron o permanecen totalmente incapaces de transmitir en gran parte e incluso en su totalidad. Esto me ha llevado a pensar: ¿Por qué el trabajo de este importante maestro tuvo una noción espiritual, cuya filosofía buscaba convertir a un hombre de guerra en un hombre de paz y no únicamente tuvo una noción técnica ?

Leyendo diferentes textos me he encontrado con la historia de Morihei Ueshiba practicando o como algunos dicen: “tomando algunas técnicas” de un excepcional artista marcial como lo fue: Sokaku Takeda, pero también está la historia que cuenta que no conforme con desarrollar su parte física decidió desarrollar su parte interna y fue gracias a Onisaburo Deguchi, un hombre de religión que no era parte del mundo del Bujutsu / Budo que lo consigue. Si leemos mucho más acerca de la historia de O´Sensei podremos deducir que Aikido no solo encontró su esencia en la secta Ōmoto-kyo, el sintoísmo, budismo, sino también en varios textos antiguos como la historia de los Heike, el "Rikuto" Chino, "Liu Tao" y muchas otras fuentes. Esto hace interesante el proceso de aprendizaje porque nos confirma que efectivamente el Aikido no solo se compone del desarrollo de una parte física sino también de una parte espiritual (nos guste o no) que a su vez es muy difícil de transmitir tal cual como lo haría directamente el propio fundador, convirtiendo una enseñanza de magnitud invaluable, una espiritualidad "verdadera" en técnica y principios, en algo hasta indescifrable, incluso para los instructores más experimentados.



Son pocas las personas que practican o practicaron el Aikido como un camino espiritual, realmente no es tan sencillo integrar el nutrir el cuerpo físico en conjunto con el espiritual. Y siendo este último aspecto el que conforma la esencia del arte; ya que en conjunto, ambas engranan perfectamente pues una sin la otra convertiría al Aikido en un simple deporte o en una religión.  
Si volvemos la mirada hacia algunos alumnos directos de O´Sensei, como por ejemplo: Koichi Tohei y Gozo Shioda, concluiremos que ellos de alguna manera rechazaron esta guía y se concentraron más en el aspecto de coordinación del cuerpo y la mente. Transmitiendo estas enseñanzas a sus alumnos y ocasionando un desvanecimiento de todo ese enfoque místico a su vez reforzado con la práctica de los sucesivos Doshu, otros discípulos directos del fundador y los estudiantes de cada uno de ellos, tal cual como una reacción en cadena. 

En fin, de manera involuntaria o voluntaria, por acción u omisión esta parte “mística” ha sido transfigurada muchas veces por la falta de conocimiento y otros aspectos claves que nunca se dieron a conocer, permaneciendo ocultos o inaccesibles, sobre todo en los textos y Doka, que son poemas cortos y que fueron utilizados por el mismo fundador para transmitir la esencia de una educación marcial. Dicho esto queda preguntarnos hacia dónde va mutando la esencia de este arte, si realmente sigue conteniendo un misticismo capaz de transformar y controlar nuestro instinto agresivo, como diría el maestro Mitsugi Saotome y si queremos mantener de alguna manera lo poco que se conoce o se ha podido deducir de nuestra parte para avanzar más profundamente o no en todo el estudio y reconocimiento interno que nos lleve de vuelta a esa esencia fundamental de la que tanto hablaba Morihei Ueshiba, O´Sensei, para retransmitirlo a otras generaciones. 
     
 (Respeto a los derechos del autor para su reproducción)



miércoles, 2 de mayo de 2018

Ichi-go Ichi-e...una oportunidad en la vida.


Esta máxima nos da la idea de fugacidad, cada momento debe ser vivido como único porque jamás se repetirá.

Ichi-go Ichi-e, literalmente: "un tiempo, un encuentro", es un término japonés que describe un concepto cultural a menudo relacionado con el famoso maestro del té, Sen no Rikyû y en su contexto les recuerda a los participantes que cada encuentro con el té es único. El término a menudo se traduce como "solo esta vez", "nunca más" o "una oportunidad en la vida".

En el dojo, seguramente la habrán escuchado más de una vez o quizás habrán conocido su concepto. Este término es utilizado en budô y podemos asociarlo por ejemplo, con el momento en que algún practicante detiene una técnica a la mitad de su ejecución para "volver a intentarlo", en lugar de continuarla hasta el final, incluso si ha habido un error.

Algo maravilloso que tiene el Aikido es que nuestro aprendizaje es integral, no solo estudiamos técnicas sino que hacemos un trabajo interno que nos ayuda en cualquier circunstancia de la vida. Aclaro que no soy partidaria de hacer terapia en el tatami, pues hay eventos personales o circunstancias que requieren que nademos hacia aguas profundas, muchas veces con ayuda de otras alternativas pero, si estoy consciente de que mucho de lo que vemos durante la práctica nos servirá en otros momentos.



Cuando pienso en Ichi-go Ichi-e recuerdo todas las veces que erróneamente durante el taijutsu pensaba que hacía la misma técnica una y otra vez. Al comienzo, como muchos practicantes, veía cada instante de manera superflua y no me permitía disfrutar lo único e irrepetible de cada momento. Ahora, tanto dentro como fuera del tatami me permito disfrutar cada segundo; y lo que veía como rutina no es tal, porque cada día es distinto al anterior aunque pareciera que estuviésemos haciendo lo mismo.  
Durante el taijutsu trato de enfocarme en hacer uso correcto del tiempo, administrar el ma-ai,  zanshin, mushin… no es fácil, pero si traspolo el trabajo en el dojo a la vida real, unos segundos pueden hacer la diferencia y tanto una técnica como un ataque jamás serán iguales.

En la vida real o quizás en un momento donde se vea amenazada nuestra integridad, no hay posibilidad para un "segundo intento" y aunque las técnicas pueden ser probadas varias veces en el dojo, cada una debe ser vista como un evento singular y decisivo, así como cada segundo del día, único e irrepetible.    



viernes, 23 de marzo de 2018

UKEMI


Como es habitual me gusta comenzar por la etimología de la palabra que origina este artículo, en este caso: UKEMI.
Si buscamos su significado, comúnmente encontraremos que lo traducen como: caída, pero, investigando un poco más y leyendo diferentes textos encontré que “uke” viene del verbo “ukeru”, que es traducido como recibir y a su vez: obtener, conseguir, enfrentar. A “mi” lo traducen como cuerpo, uno mismo.
Cuando comencé a practicar Aikido, hace pocos años, fue una de las primeras palabras que aprendí y siempre la relacionaba con recibir la técnica, eso implica también caer o rodar. Pero, analizando los posibles significados más el trabajo desarrollado en el tatami me doy cuenta que su significado va más allá.   
Desarrollar un buen ukemi o lo que en mi caso pretendo sea un buen ukemi, me ha llevado a reestructurar mi mente y a olvidar por completo el paradigma de que caer significa: ser derrotado, perder, ser humillado, etc. A su vez, he tenido que modificar el concepto de que el ukemi solo es una herramienta para poder recibir la técnica correctamente sin salir lastimado, en resumen un mal necesario para seguir entrenando.
Quedarme con esa concepción de lo que es ukemi hubiese sido solo “verlo” de manera superficial y me estaría perdiendo todo el trasfondo no solo físico sino mental-emocional que implica desarrollarlo.



Aprender el trabajo de ukemi y técnico en general necesita que empleemos nuestro cuerpo pero que también aprendamos a sentir, obviamente hay explicaciones y teoría, pero estas a la hora de recibir un ataque quedan casi completamente de lado y es ahí donde entiendes que cada sensación experimentada puede llevarte al desarrollo de una técnica eficaz. Ukemi es  armonizar, ser capaz de leer la técnica de Tori casi al instante, es algo así como pensar sin pensar, leer sin estar conscientes de ello.
 Desarrollar el trabajo de ukemi requiere relajarnos, sentir, olvidarnos del miedo y de estar tensos, algo que admito, todavía me cuesta, pero en lo que sigo trabajando.    




martes, 23 de enero de 2018

MUSUBI

Etimológicamente significa: unir, enlazar, juntar. La mayoría de las artes marciales utilizan este principio, podría decirse que es el enlace que resolverá el conflicto entre dos opuestos.  
En su libro “Aikido: o la armonía de la naturaleza”, Mitsugi Saotome hacía referencia a la esfera dinámica que surgía de la no resistencia durante un ataque, del fluir con él y hacer que nuestro adversario caiga en vacío pues un círculo o movimiento en espiral permite un cambio sutil de dirección.
Si conservamos la idea de movimiento constante y unificación encontraremos a MUSUBI.
Cada movimiento de nuestro cuerpo está impulsado por el espíritu, aunado a nuestra respiración. Inspiramos (YIN) reunimos la energía y exhalamos (YANG) por lo tanto MUSUBI unifica nuestra dualidad, Ying se transforma en Yang y Yang en Yin.  
Es la mutación de los opuestos, es movimiento, porque sin movimiento la unión de las polaridades opuestas sería imposible.
El MUSUBI está en línea con la doctrina de AIKI IN YO HO. Esta doctrina se centra en la armonía de la mente y se basa en el concepto de YIN y YANG. La doctrina fue desarrollada por el erudito neo-confuciano, Takeda Takumi no Kami Sôemon (1758-1853) del clan Aizu.
MUSUBI es el principio fundamental que permite que el mundo viva y evolucione: es la "fuerza de la vida".


*por favor respeten los derechos del autor al momento de reproducir este material. Gracias.