"Cuando alguien me pregunta si los principios de mi Aiki budo están extraídos de la religión, les contesto que no. Los principios de mi verdadero budo iluminan a las religiones y las ayuda a perfeccionarse..." - Morihei Ueshiba
Un elemento clave para el estudio de
los principios que conforman el Aikido como un arte marcial es el trasfondo
religioso que le dio su fundador, Morihei Ueshiba, y que muchos de sus alumnos permanecieron
o permanecen totalmente incapaces de transmitir en gran parte e incluso en su
totalidad. Esto me ha llevado a pensar: ¿Por qué el trabajo de este importante
maestro tuvo una noción espiritual, cuya filosofía buscaba convertir a un hombre de guerra en un hombre de paz y no únicamente tuvo una noción técnica ?
Leyendo diferentes textos me he
encontrado con la historia de Morihei Ueshiba practicando o como algunos dicen:
“tomando algunas técnicas” de un excepcional artista marcial como lo fue:
Sokaku Takeda, pero también está la historia que cuenta que no conforme con desarrollar
su parte física decidió desarrollar su parte interna y fue gracias a Onisaburo Deguchi,
un hombre de religión que no era parte del mundo del Bujutsu / Budo que lo
consigue. Si leemos mucho más acerca de la historia de O´Sensei podremos deducir
que Aikido no solo encontró su esencia en la secta Ōmoto-kyo, el sintoísmo,
budismo, sino también en varios textos antiguos como la historia de los Heike,
el "Rikuto" Chino, "Liu Tao" y muchas otras fuentes. Esto
hace interesante el proceso de aprendizaje porque nos confirma que
efectivamente el Aikido no solo se compone del desarrollo de una parte física
sino también de una parte espiritual (nos guste o no) que a su vez es muy
difícil de transmitir tal cual como lo haría directamente el propio fundador, convirtiendo una enseñanza de magnitud invaluable, una espiritualidad
"verdadera" en técnica y principios, en algo hasta indescifrable,
incluso para los instructores más experimentados.
Son pocas las personas que practican o
practicaron el Aikido como un camino espiritual, realmente no es tan sencillo
integrar el nutrir el cuerpo físico en conjunto con el espiritual. Y siendo este
último aspecto el que conforma la esencia del arte; ya que en conjunto, ambas
engranan perfectamente pues una sin la otra convertiría al Aikido en un
simple deporte o en una religión.
Si volvemos la mirada hacia algunos alumnos
directos de O´Sensei, como por ejemplo: Koichi Tohei y Gozo Shioda, concluiremos
que ellos de alguna manera rechazaron esta guía y se concentraron más en el
aspecto de coordinación del cuerpo y la mente. Transmitiendo estas enseñanzas a sus alumnos y ocasionando un desvanecimiento de todo ese enfoque místico a su vez reforzado con la
práctica de los sucesivos Doshu, otros discípulos directos del fundador y los
estudiantes de cada uno de ellos, tal cual como una reacción en cadena.
En fin, de manera involuntaria o
voluntaria, por acción u omisión esta parte “mística” ha sido transfigurada muchas
veces por la falta de conocimiento y otros aspectos claves que nunca se dieron
a conocer, permaneciendo ocultos o inaccesibles, sobre todo en los textos y
Doka, que son poemas cortos y que fueron utilizados por el mismo fundador para
transmitir la esencia de una educación marcial. Dicho esto queda preguntarnos
hacia dónde va mutando la esencia de este arte, si realmente sigue conteniendo
un misticismo capaz de transformar y controlar nuestro instinto agresivo, como diría el maestro Mitsugi Saotome y si
queremos mantener de alguna manera lo poco que se conoce o se ha podido deducir
de nuestra parte para avanzar más profundamente o no en todo el estudio y
reconocimiento interno que nos lleve de vuelta a esa esencia fundamental de la que tanto
hablaba Morihei Ueshiba, O´Sensei, para retransmitirlo a otras generaciones.