Esta máxima nos da la idea de fugacidad, cada momento debe ser vivido
como único porque jamás se repetirá.
Ichi-go Ichi-e, literalmente: "un tiempo, un encuentro", es
un término japonés que describe un concepto cultural a menudo relacionado con
el famoso maestro del té, Sen no Rikyû y en su contexto les recuerda a los
participantes que cada encuentro con el té es único. El término a menudo se
traduce como "solo esta vez", "nunca más" o "una
oportunidad en la vida".
En el dojo, seguramente la habrán escuchado más de una vez o quizás
habrán conocido su concepto. Este término es utilizado en budô y podemos
asociarlo por ejemplo, con el momento en que algún practicante detiene una técnica a la
mitad de su ejecución para "volver a intentarlo", en lugar de
continuarla hasta el final, incluso si ha habido un error.
Algo maravilloso que tiene el Aikido es que nuestro aprendizaje es
integral, no solo estudiamos técnicas sino que hacemos un trabajo interno que
nos ayuda en cualquier circunstancia de la vida. Aclaro que no soy partidaria
de hacer terapia en el tatami, pues hay eventos personales o circunstancias que
requieren que nademos hacia aguas profundas, muchas veces con ayuda de otras
alternativas pero, si estoy consciente de que mucho de lo que vemos durante la
práctica nos servirá en otros momentos.
Cuando pienso en Ichi-go Ichi-e recuerdo todas las veces que erróneamente
durante el taijutsu pensaba que hacía la misma técnica una y otra vez. Al
comienzo, como muchos practicantes, veía cada instante de manera superflua y no
me permitía disfrutar lo único e irrepetible de cada momento. Ahora, tanto dentro
como fuera del tatami me permito disfrutar cada segundo; y lo que veía como
rutina no es tal, porque cada día es distinto al anterior aunque pareciera que
estuviésemos haciendo lo mismo.
Durante el taijutsu trato de enfocarme en hacer uso correcto del tiempo,
administrar el ma-ai, zanshin, mushin…
no es fácil, pero si traspolo el trabajo en el dojo a la vida real, unos
segundos pueden hacer la diferencia y tanto una técnica como un ataque jamás
serán iguales.
En la vida real o quizás en un momento donde se vea amenazada nuestra
integridad, no hay posibilidad para un "segundo intento" y aunque las
técnicas pueden ser probadas varias veces en el dojo, cada una debe ser vista
como un evento singular y decisivo, así como cada segundo del día, único e
irrepetible.